¿De dónde provenían los niños sacrificados en Chichén Itzá? Estudio antropológico lo revela

Nuevos hallazgos en la ciudad sagrada de Chichén Itzá apuntan a una práctica ritual más compleja de lo que se pensaba.

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Un reciente estudio multidisciplinario ha revelado un aspecto poco conocido y profundamente impactante de los rituales en la antigua ciudad de Chichén Itzá: los niños sacrificados en ceremonias sagradas durante el periodo Clásico Tardío-Terminal (aproximadamente entre los siglos VIII y XI) podrían no haber sido originarios de la región maya. El análisis detallado de restos dentales recuperados de un depósito de agua en esta zona arqueológica sugiere un posible origen foráneo de las víctimas infantiles.

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Evidencia dental: el ADN del pasado

La investigación, publicada en la revista Ancient Mesoamerica, parte del estudio de las formas y estructuras de los dientes encontrados en el sitio ceremonial. Al comparar la morfología dental con la de otras poblaciones mayas prehispánicas de las Tierras Bajas y Altas, los científicos concluyeron que los restos no coinciden con comunidades como las del Petén guatemalteco, Belice, Tabasco o Chiapas. Esta diferencia refuerza la hipótesis de que los niños sacrificados no eran nativos de la región.

Tres posibles explicaciones al origen foráneo

El equipo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) plantea tres escenarios posibles:

  1. Que los niños fueran hijos de inmigrantes que ya residían en Chichén Itzá.
  2. Que hubieran sido traídos desde otras regiones, ya sea mediante comercio, tributo o captura.
  3. Que una comunidad foránea asentada en la ciudad realizara el sacrificio siguiendo sus propias prácticas culturales.

Estas hipótesis abren nuevas líneas de investigación sobre el papel de la movilidad poblacional y el intercambio cultural en los rituales religiosos de los antiguos mayas.

Chichén Itzá: cruce de caminos y culturas

Además de ser un centro ceremonial, Chichén Itzá fue un importante núcleo comercial de larga distancia en la península de Yucatán. Esta condición habría permitido el arribo de personas de diversas procedencias, incluyendo comerciantes o migrantes de regiones más alejadas. La mezcla cultural que ello implicaba podría explicar la diversidad genética y morfológica observada en los restos humanos hallados en el sitio.

Un pasado aún por descifrar

Este hallazgo se suma a las múltiples investigaciones que revelan la complejidad y sofisticación de la civilización maya, especialmente en sus rituales religiosos. La posibilidad de que se realizaran sacrificios con niños no originarios de la región plantea preguntas profundas sobre la estructura social, las creencias y las prácticas de poder en una de las ciudades más enigmáticas del México prehispánico.

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